A pesar de que hubo que atrasar la etapa de
febrero a marzo por la cantidad de nieve acumulada, este domingo este blanco
elemento también nos ha impedido llevar una marcha más o menos acorde con el
horario previsto. Unos 10 o 15 cm han estado presentes durante más de la mitad
del recorrido. Comenzamos bajo una persistente lluvia (nos recordaba las lluviosas
etapas de Iparralde de hace 3 años) a las 9 menos cuarto de la mañana. Unas 75
personas , bajo el kit de agua, pasamos bajo el bonito arco de Jentilzubi
dirigiéndonos hacia la Cueva de Baltzola, a la que entramos cuidando de nos
resbalarnos y pegarnos la gran culada.
Dice la leyenda que en una cueva
apartada del camino, descubierta por Joxemiel Barandiarán, habitaban los Jentilak, y que en esta gran
cavidad de Baltzola merodeaban las Lamiak y Sugoi, interesantes seres
mitológicos. La Cueva de Baltzola hoy en día está llena de clavijas por
diversos sitios, deleite de la familia de escaladores. Con las frontales en
ristre admiramos este oscuro lugar...
Niebla, agua...¿a qué me recuerda todo ésto??.
Llevo la cámara en el lugar más recóndito de mi mochila, cubierta a su vez por
el cubre-mochilas...¿quién la saca ahora??, nada, ahi quietecita durante toda
la travesía. Continuamos en un día sin viento, pero en el que todo se intuía.
Por un amplio pinar y por pista, se divisan al final unas rocas que anuncian la
Sierra de Eskuagax, cima a la que renunciamos, dando un largo rodeo. El terreno
es kárstico, y muy peligroso en las condiciones en las que estábamos realizando
la etapa, con nieve hasta pasados los tobillos.
La cima de Saibi, una vez
recorridos unos cuantos metros de pista, es más asequible. Una vez llegados al
collado Iturriotz, afrontamos la subida que tan sólo intuimos, pues una gran
cruz se abre paso entre la niebla.
El Saibi (942m) nos permite una mini-parada
para comer algo, que no daban ganas ni de sacar de la mochila (ya se sabe, dejo
paraguas en el suelo, se me va, lo cojo, quito capa, se me engancha, abro
mochila, se me cae el talki o el gps...total, para coger un higo...). En fin,
continuamos, ya va parando de llover, ahora nieva débilmente, (¡vete de una
vez, invierno!). Atrás, en la cima, dejamos una mesa de orientación (¡ja!), y
nos tenemos que conformar con las vistas sobre Itxina, Gorbeia, Aramotz que
recordamos de la anterior etapa.
A las 4 horas y media de haber comenzado,
divisamos a lo lejos el Santuario de Urkiola, donde el tiempo nos permite la
comida (¡divina tortilla de patatas!), y un cafecito caliente que todavía
aguantaba en el termo.
Ya no llueve ni nieva. Las cumbres de alrededor entre la
niebla nos estarán observando, y nosotros sin enterarnos, Anboto, Untzillatx,
Alluitz, Saibi...Una vez repuestas las fuerzas, nos encaminamos por la ancha
pista saliendo de la misma y ascendiendo a la cumbre de Urkiolagirre (mayor
altura, 1009 m), evitando demasiada pista.
El collado de Zabalandi bajo el
impresionante Anboto nos espera después de un buen rato. Este lugar es mágico.
Estamos cerca de la residencia de una de las representaciones de Mari, Anbotoko
Dama. Pasamos sigilosos el collado, sintiendo a nuestra izquierda su mirada.
Indica 35 minutos a la cumbre, dudo que sean tan pocos con el día que hacía.
Impone, y mucho.
Logramos ver Ipizte, vagamente. Continuamos por pista más
adelante, hacia otra imponente cruz, que no vemos hasta darnos de narices con
ella; se trata del Tellamendi.
A continuación atravesamos un precioso hayedo,
entre la niebla, esos troncos caídos, esos otros erguidos, anchos, cubierto su
pie de musgo...Estos árboles me acogen, me envuelven. Llegamos hasta el collado
de Durango, donde cambiamos a pista de nuevo (dadas las condiciones del terreno
debido al tiempo, pista lo mejor...). Después de un buen rato, se divisa el
collado y cumbre de Besaide (550 m). En esta cima confluyen los territorios de
Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. La Euskal Mendizale Federazioa construyó en ella un
monumento en memoria de los mendizales fallecidos en las montañas.
Cada tercer
domingo de setiembre, los montañeros de Euskal Herria se reúnen en este lugar
en homenaje a dichas víctimas. Nosotros no vemos nada alrededor. Sólo un
monumento más "nuevo", y el original, el primero, un poco más
adelante. Dicen que desde aquí se divisan montes y valles. Anboto, Udalaitz,
Atxondo, Elorrio...ufff. Desde aquí, descendemos por pista, que, en varios
sube-baja, y después de una hora larga, y "criminal" (nuestras
piernas llevaban ya 9 horas sin parar), nos coloca en el puerto de Kanpazar, ya
en Gipuzkoa, ya cerca de casa...
Etapa pues, larga, aunque discurriendo por parajes muy
bonitos. 32 kilómetros y 10 horas. El desnivel indica 1.300 m, la dureza la
marca el tiempo caminando por nieve.
Bueno, como siempre, balance en cuanto a la gente positivo. Esta media que
mantenemos hasta el final (quedan 3 etapas) es fenomenal. Gora EHO!(MIREN MUÑOZ)
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