martes, 17 de marzo de 2015

ADMIRANDO JENTILZUBI Y EL AGUJERO DE BALTZOLA. LA NIEBLA NOS IMPIDE DISFRUTAR DEL PASO DE BIZKAIA A GIPUZKOA POR LOS TERRENOS DE MARI. DOMINGO 15 MARZO 2015.



A pesar de que hubo que atrasar la etapa de febrero a marzo por la cantidad de nieve acumulada, este domingo este blanco elemento también nos ha impedido llevar una marcha más o menos acorde con el horario previsto. Unos 10 o 15 cm han estado presentes durante más de la mitad del recorrido. Comenzamos bajo una persistente lluvia (nos recordaba las lluviosas etapas de Iparralde de hace 3 años) a las 9 menos cuarto de la mañana. Unas 75 personas , bajo el kit de agua, pasamos bajo el bonito arco de Jentilzubi dirigiéndonos hacia la Cueva de Baltzola, a la que entramos cuidando de nos resbalarnos y pegarnos la gran culada. 


Dice la leyenda que en una cueva apartada del camino, descubierta por Joxemiel Barandiarán,  habitaban los Jentilak, y que en esta gran cavidad de Baltzola merodeaban las Lamiak y Sugoi, interesantes seres mitológicos. La Cueva de Baltzola hoy en día está llena de clavijas por diversos sitios, deleite de la familia de escaladores. Con las frontales en ristre admiramos este oscuro lugar...


Niebla, agua...¿a qué me recuerda todo ésto??. Llevo la cámara en el lugar más recóndito de mi mochila, cubierta a su vez por el cubre-mochilas...¿quién la saca ahora??, nada, ahi quietecita durante toda la travesía. Continuamos en un día sin viento, pero en el que todo se intuía. Por un amplio pinar y por pista, se divisan al final unas rocas que anuncian la Sierra de Eskuagax, cima a la que renunciamos, dando un largo rodeo. El terreno es kárstico, y muy peligroso en las condiciones en las que estábamos realizando la etapa, con nieve hasta pasados los tobillos. 


La cima de Saibi, una vez recorridos unos cuantos metros de pista, es más asequible. Una vez llegados al collado Iturriotz, afrontamos la subida que tan sólo intuimos, pues una gran cruz se abre paso entre la niebla. 


El Saibi (942m) nos permite una mini-parada para comer algo, que no daban ganas ni de sacar de la mochila (ya se sabe, dejo paraguas en el suelo, se me va, lo cojo, quito capa, se me engancha, abro mochila, se me cae el talki o el gps...total, para coger un higo...). En fin, continuamos, ya va parando de llover, ahora nieva débilmente, (¡vete de una vez, invierno!). Atrás, en la cima, dejamos una mesa de orientación (¡ja!), y nos tenemos que conformar con las vistas sobre Itxina, Gorbeia, Aramotz que recordamos de la anterior etapa.
A las 4 horas y media de haber comenzado, divisamos a lo lejos el Santuario de Urkiola, donde el tiempo nos permite la comida (¡divina tortilla de patatas!), y un cafecito caliente que todavía aguantaba en el termo. 


Ya no llueve ni nieva. Las cumbres de alrededor entre la niebla nos estarán observando, y nosotros sin enterarnos, Anboto, Untzillatx, Alluitz, Saibi...Una vez repuestas las fuerzas, nos encaminamos por la ancha pista saliendo de la misma y ascendiendo a la cumbre de Urkiolagirre (mayor altura, 1009 m), evitando demasiada pista. 


El collado de Zabalandi bajo el impresionante Anboto nos espera después de un buen rato. Este lugar es mágico. Estamos cerca de la residencia de una de las representaciones de Mari, Anbotoko Dama. Pasamos sigilosos el collado, sintiendo a nuestra izquierda su mirada. Indica 35 minutos a la cumbre, dudo que sean tan pocos con el día que hacía. Impone, y mucho. 


 
Logramos ver Ipizte, vagamente. Continuamos por pista más adelante, hacia otra imponente cruz, que no vemos hasta darnos de narices con ella; se trata del Tellamendi. 


A continuación atravesamos un precioso hayedo, entre la niebla, esos troncos caídos, esos otros erguidos, anchos, cubierto su pie de musgo...Estos árboles me acogen, me envuelven. Llegamos hasta el collado de Durango, donde cambiamos a pista de nuevo (dadas las condiciones del terreno debido al tiempo, pista lo mejor...). Después de un buen rato, se divisa el collado y cumbre de Besaide (550 m). En esta cima confluyen los territorios de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. La Euskal Mendizale Federazioa construyó en ella un monumento en memoria de los mendizales fallecidos en las montañas. 


Cada tercer domingo de setiembre, los montañeros de Euskal Herria se reúnen en este lugar en homenaje a dichas víctimas. Nosotros no vemos nada alrededor. Sólo un monumento más "nuevo", y el original, el primero, un poco más adelante. Dicen que desde aquí se divisan montes y valles. Anboto, Udalaitz, Atxondo, Elorrio...ufff. Desde aquí, descendemos por pista, que, en varios sube-baja, y después de una hora larga, y "criminal" (nuestras piernas llevaban ya 9 horas sin parar), nos coloca en el puerto de Kanpazar, ya en Gipuzkoa, ya cerca de casa...
Etapa pues, larga, aunque discurriendo por parajes muy bonitos. 32 kilómetros y 10 horas. El desnivel indica 1.300 m, la dureza la marca  el tiempo caminando por nieve. Bueno, como siempre, balance en cuanto a la gente positivo. Esta media que mantenemos hasta el final (quedan 3 etapas) es fenomenal. Gora EHO!

                                                                            (MIREN MUÑOZ)

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