Nos tomamos un merecido descanso después de unas etapas largas y duras
por tierras navarras. Esta vez han sido 8 horas (25 km) y unos 1.050
metros de desnivel de subida y otro tanto de bajada lo que hemos
“sufrido” caminando desde Tabarre (a 4 km. De Lumbier) hasta el bello
pueblo de Urrotz, a un paso ya de Iruña, donde llegaremos en setiembre
después de los 2 meses de verano en los que vamos a dejar de vernos para
disfrutar de nuestro merecido descanso. Salimos desde Tabar (Tabarre)
para evitarnos 4 km más de pista que junto a los 25 que ya íbamos a
recorrer nos parecía un poco exagerado. La etapa discurre por bellas
zonas de boj y bosques de pinos, y atraviesa también campos de cereal,
que a estas alturas todavía sigue verde en muchos puntos, dada la
cantidad de agua que ha caído en esta primavera.
Vista de Tabar al inicio de la jornada
Salimos, pues, a las 7 de la mañana los 2 autobuses de siempre, esta vez
repletos de gente (más que nunca, 90 personas), animadas por el
pronóstico de tiempo que daba sol para el domingo. Y vaya si hizo
calor…A las 8,45 h de la mañana, nada más bajarnos en Irunberri
(Lumbier), el sol ya aprieta, siendo la tónica general de la jornada.
Nos embadurnamos de crema, gorros en la cabeza y cantimploras repletas
de agua para afrontar el caluroso día. Comenzamos en continua y suave
subida por pista, buscando la sombra, hasta llegar a lo alto de la
Sierra de Tabar, transcurriendo la marcha por el cordal hasta el
abandonado poblado de Besolla, con los restos de su Ermita.
Salimos, pues, a las 7 de la mañana los 2 autobuses de siempre, esta vez
repletos de gente (más que nunca, 90 personas), animadas por el
pronóstico de tiempo que daba sol para el domingo. Y vaya si hizo
calor…A las 8,45 h de la mañana, nada más bajarnos en Irunberri
(Lumbier), el sol ya aprieta, siendo la tónica general de la jornada.
Nos embadurnamos de crema, gorros en la cabeza y cantimploras repletas
de agua para afrontar el caluroso día. Comenzamos en continua y suave
subida por pista, buscando la sombra, hasta llegar a lo alto de la
Sierra de Tabar, transcurriendo la marcha por el cordal hasta el
abandonado poblado de Besolla, con los restos de su Ermita.
Llegando a Besolla
Más adelante llegamos al Señorío de Zeligüeta, con su bonito
torreón, donde disfrutamos del consabido “hamaiketako”, intentando
consumir poca agua para reservarnos ya que la única fuente que íbamos a
tener estaba a hora y media del final, nos quedan unas cuantas horas y
unas cuantas “cuestas”.
Iglesia de Celigüeta
Torreon del señorio de Celigüeta
Un poco más adelante comienza ya la ascensión a la primera cota del día,
la cima de Sta Ágata (1.208 m), una redondeada cumbre, de bonita
silueta, a la que se subía entre boj y camino estrecho, que sus
esfuerzos tuvo que costar encontrar a los organizadores de la etapa, mis
felicitaciones por su buen trabajo. Llama la atención el tipo de piedra
de esta zona, una especie de “conglomerado” que se deja ver a lo largo
de toda la subida y en varios puntos más adelante. Durante el ascenso
las vistas sobre la Cuenca de Iruña son impresionantes.
Subiendo a Sta. Agata
A lo lejos, nos sigue acompañando todavía el Pirineo navarro, en el que
la nieve aguanta como hace tiempo que no recuerdo en estas fechas.
Hacemos otra parada para reponer fuerzas y esperar a los rezagados,
algunos ya acusando el calor del día. Reponemos fuerzas en la cima
herbosa y continuamos la marcha por la cresta hacia la altura máxima del
día, Peña Itzaga (1.360 m), donde esperamos para juntarnos disfrutando
del paisaje y con un agradable viento que nos refresca.
Cima de Peña Itzaga con el Pirineo nevado al fondo
En suave bajada llegamos a la zona donde está ubicada una preciosa
ermita, San Miguel, en una bonita atalaya desde la que ya se divisa
nuestro destino muy lejos todavía, Urrotz. Los pueblitos de Zuhatzu,
Erreta, Ardanatz entre campos verdes y amarillos de cereal, llenan este
paisaje de la Cuenca de Iruña en nuestro discurrir por tierras de
Nafarroa. Pegados a sus muros y a la escasa sombra que a esa hora del
día proporcionan, vamos tomando posiciones para aprovechar la media hora
que tenemos para degustar nuestra exquisita comida del día, regada con
el agua, ya templadita, que “mana” de nuestras cantimploras. A
continuación, descenso por bosque y agradable sombra hasta el pueblo de
Zuhatzu, donde hay que hacer cola para coger agua en su única fuente.
Bonitas casonas en este pequeño pueblo, en el que no se ve alma alguna.
Nos quedan 5 km de pista que nos resultan una eternidad, siempre
teniendo a lo lejos el destino, circunstancia que hace que cueste aún
más llegar. Pasamos junto a las ruinas del señorío de Mendinueta,
comidas por la vegetación,
Torre del señorio de Mendinueta llegando a Urrotz
y llegamos, por fin, a Urrotz a las 17 h, ávidos de hidratación,
algunos más “muertos” que otros, pero nada que no se resolviese bebiendo
líquido y descansando a la sombra.
Termina nuestra 15 etapa, llegamos pronto a Iruña. Hasta setiembre no
nos volveremos a ver después de las vacaciones de verano. ¡A disfrutar y
hasta la vuelta!...
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