miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL BOSQUE SE VISTE DE INVIERNO. LIZARRAGA-ZUDAIRE. DOMINGO 17 NOVIEMBRE 2013.

Musikarekin irakurri nahi baduzu ...



Etapa larga y húmeda la de este domingo, que nos ha llevado desde Lizarraga, atravesando la Sierra de Urbasa, hasta acabar en Zudaire, una vez deleitada nuestra vista en el Balcón de Pilatos y con esa cascada maravillosa sobre el Urederra. Un paisaje grandioso que nos hizo olvidar la humedad y el frío que a esas alturas del día ya llevábamos acumulados. Teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos, ha habido que madrugar, y mucho; 6 y media en el Buen Pastor. Esta vez nos hemos reunido 79 personas, como siempre entusiastas por ir paso a paso completando la Vuelta que ya el año que viene nos dejará en verano en Gasteiz. Los días ahora son cortos y el recorrido era largo, 32 km, con un desnivel medio-bajo (menos mal), ascendiendo a la cumbre del Dulantz (1.243 m) como única “tachuela” del día. La nieve nos ha dejado el punto invernal, y junto con la niebla y de vez en cuando una fina lluvia, han hecho que el calorcito que todavía teníamos metido en el cuerpo con este otoño tan templado y seco, se nos haya ido de golpe. Comenzamos a caminar casi recién amanecido, a las 8 de la mañana. Las calles del pequeño pueblo de Lizarraga todavía estaban dormidas y alumbradas con las farolas.



Nada más empezar ya teníamos la cuestita inicial (unos 500 m. desnivel), atravesando zona boscosa y una calzada romana hacia el Puerto de Etxarri, donde un frío viento soplaba como aviso de lo que nos esperaba.


Comenzamos a pisar nieve por los rasos, llegando a la zona de la Ermita de San Adrián bastante entumecidos.



Continuamos camino del Dulantz a donde llegamos rodeados por una inmensa niebla. El paisaje en blanco y negro. El bosque se empieza poco a poco a despojar de sus hojas, algunas verdes todavía, que reniegan a caer y formar parte de esa alfombra marrón por la que pasamos durante buena parte del recorrido.






Vuelve a sernos familiar el ruido de las pisadas en la nieve, esas botas que de nuevo empiezan a dejar pasar la humedad al pie, ese “quita-pon” de capas, chalecos, cortavientos, abre-cierra paraguas, ese termo de café que reconforta con el picoteo necesario para calentar la “caldera”... El grupo va compacto al ser una etapa bastante llana una vez ganado el desnivel inicial. No se sacan muchas fotos, aunque la niebla en el bosque da lugar a momentos mágicos.




Siempre me ha gustado esa mezcla de colores de capas, paraguas, difuminándose poco a poco hasta desaparecer de la vista. A la una del mediodía en pleno bosque paramos a comer algo justo al lado de una carbonera con su pequeña historia.



 Frío, humedad, entumecimiento…hasta encontrarnos con esa joya de pared que se asoma al bosque, el Balcón de Pilatos, maravilloso mirador que se nos abrió en el momento que llegamos, mostrándonos esa cascada y esa pared, y ese bosque de marrones y naranjas a sus pies…


 
 
Llevábamos unas 6 horas y media, veíamos a lo lejos ya los pueblitos de Baquedano y Zudaire.


 
 
La bajada por el caminito estrecho escuchando el ruido del agua, impagable. Etapa larga y húmeda pero con momentos mágicos, tenemos el invierno ya a las puertas.



El último mes del año llegaremos a Ollogoien, al pie de otra Sierra, la de Lokiz, pero eso será ya otra historia.

                                                                                   (MIREN MUÑOZ)

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