Musikarekin irakurri nahi baduzu ...
Tranquilo caminar por estas tierras en los que
el tiempo se pierde entre baladas…
Pronto abandonaremos estos lugares húmedos y
verdes y con esa luz especial, y me apena de verdad porque lo que estoy
conociendo se me va quedando dentro, conformando
ese peso del fondo de mi mochila.
Esta vez nuestro encuentro con esta bella
región ha tenido lugar en Ligi, muy cerca de Atharratze donde terminamos hace un
mes, y lo hemos hecho así porque se nos alargaba demasiado la etapa. Después de
las últimas nevadas todavía andábamos un poco alborotados una semana antes de
la fecha ya que se iba a caminar a 1500 m de altitud, cota en la que todavía
había mucha nieve caída en las sucesivas nevadas de este blanco invierno. Dicho y hecho, el grupo de organizadores de
la travesía se acercó el sábado 9 por allí a mirar sobre el terreno las
condiciones del recorrido, y teniendo en cuenta la nevada que se pronosticaba
para el miércoles y jueves, optaron por acortar la etapa y llevarla por cotas
inferiores, sin ascender a 2 cimas que se nos quedaron “en el tintero”.
Aprovecharemos en otra ocasión para hacer una visita por estos lugares.
Como siempre, a las 7 de la mañana
puntualmente la “cuadrilla” de la EHO nos presentamos en el Buen Pastor para
salir hacia Zuberoa, donde llegamos después de un largo viaje al enclave de
Ligi.
A las 10 de la mañana comenzamos a andar por carretera estrecha en los
primeros compases del día, pasando a pista en la que ya se empezaba a notar el
desnivel. Poco a poco ascendemos hacia la primera cima del día, el Harribeltza
(918 m.), en el que un desagradable viento nos recibe haciendo que un frugal
hamaiketako nos “caliente” un poco por dentro.
La temperatura no era fría (10 o
12 grados) pero entre la humedad que se respiraba y, a ratos según la
vertiente, el imparable viento, hacían que la sensación térmica fuera bastante
más baja.
Espectáculo de nevadas montañas con su “gorro”
gris (la cumbre del Orhi, eterno compañero desde hace varias etapas, no se deja
ver). Verdes valles allá abajo, junto a
esos “tajos” en la tierra, gargantas de Kakueta y Ehujarre.
Laderas venteadas sin nieve y bosques en
blanco y negro…
Poco a poco vamos pisando una capa cada vez
más alta de nieve. Se decide que unos cuantos se calcen las raquetas para
“abrir” paso y hacer que el resto de gente tenga más fácil el paso.
Llegamos al collado entre los picos Iguntze e
Hilaga, y se nos abre de nuevo el paisaje hacia Sta. Grazi. Hemos ido hasta
entonces protegidos por la ladera y en este punto de nuevo el viento nos azota.
La nieve no está dura y se avanza bastante bien, por lo que decidimos subir al
Iguntze ( 1387 m ), y desde allí comenzar la bajada, abriendo huella al principio,
hasta llegar al
precioso lugar de Senta, barrio de Sta. Grazi, pegado a su Abadía del siglo XII,
con su cementerio plagado de estelas.
No nos ha caído agua apenas, y las nubes
estaban lo suficientemente altas como para disfrutar del paisaje. En total han
sido 6 horas, casi 18 km. con un desnivel de 1.300 m. A las 17 h, cuando ya nos
despedíamos de aquella tierra hasta el mes que viene, una densa niebla lo
cubría todo y comenzaba a llover.
(MIREN MUÑOZ)
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