Suena el despertador como un martillo en mi
cerebro. Como un autómata lo apago y me levanto con los ojos cerrados y
pegados. En el baño me lavo la cara y me despejo “un poco”. Otro día más de
trabajo, pienso, mientras me arrastro a la cocina como todos los días a
preparar el desayuno. Miro por la ventana, la noche oscura me trae otro día de
lluvia. Me quedo ahí, absorta, mirando el reflejo que me trae el cristal,
desvencijada figura…De pronto miro el reloj y veo que es más pronto de lo normal…¡Claro,
si es domingo!. Corro hacia la habitación y ahí está todo preparado para la
salida, las botas con los calcetines y las polainas, la ropa de repuesto bien
colocada en la bolsa con la comida, la mochila preparada con el picoteo…la
cámara de fotos…
Suena el despertador, de nuevo, algo en mí ha
cambiado, ¿qué he soñado?...Me desperezo después del corto sueño y como un
resorte me dirijo a la cocina a preparar el desayuno e incluso canturreo en el
baño…Me dirijo a la ventana de la cocina y pienso...pronto me reencontraré con
la gente de nuevo en esta aventura, en este caminar por esta preciosa tierra…
(MIREN MUÑOZ)
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